improvisaciones y aprovisionamientos

cuentos, garabatos improvisados; también pequeños destellos en forma de palabras que uno va encontrando por ahí­
One Figure, Juan Muñoz
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Nombre:
Lugar: Barcelona, Cataluña, Spain

26.4.05

orgullo




¿el orgullo es un lastre?
he oído hablar de esos pinos capaces soportar un incendio, de arder durante días, la savia se cristaliza en el corazón del árbol, adonde no llega la llama, adonde no llega la llama, y con el tiempo
renacen
¿el orgullo se cristaliza?
orgullo: ese caminar que tienen las gitanas con la espalda tiesa, los brazos cobijando los trémulos senos, sonrisas de chiquilla, las alpargatas transitando despreocupadamente por caminos donde ya no arden fogatas, por donde ya no suenan panderos, ni puede leerse la buenaventura en las huellas de los carros
perderlo todo
y que el orgullo te sostenga en vilo, sobre la tierra arrasada,
si es necesario flotando en el aire
¿qué otra cosa mantiene en vida, aparte del opio, a todos los trashumantes emparedados en los muros de la idiotez?
el buril del orgullo labrando iconos de guerra en la carne viva; ningún idiota se enfrentaría a un corazón escariado
¿el orgullo se agota?
¿muere el orgullo?
no
no podéis, guerreros de la estupidez, no podéis derrotar el orgullo
siempre, como el plañido de una flauta mágica, hará de hierro una raíz, trazará puertas en los muros abiertas a los viejos senderos donde bailan muchachas con zarzillos de cobre y colmillos de oro; donde el barro quebrado y sellado por la imprenta de las bestias es el quejido hueco, el lamento por una desgracia aún no acontecida

13.4.05

en boxes

estoy en boxes, amigos, pronto volveré al circuíto
pronto, nunca, siempre, me como el tiempo con salsa de tomate
digestión inversa de las horas
vaciado de neuronas
hasta pronto, nunca, siempre

5.4.05

El logro de Narciso




Narciso, por fin, colmó sus anhelos. Tanto tiempo torturado por un afán imposible. Tantas mañanas observando el incendio que abrasaba su propio iris, el reflejo una deflagración que lo iba consumiendo. Tantas mañanas mientras se afeitaba por doble partida, simetría inversa de un solo ser, mientras las dos escisiones se aplicaban la loción after-shave.

Cuando su mujer entró en el baño, primero dio un respingo, luego encajó bien la puerta y abrió al máximo el agua caliente: se le antojaba un baño de vapor.

1.4.05

arder



¿qué puedo yo hacer ahora?, divagar, eso sí, me queda esa baza, como un personaje de beckett
¿qué puedo decir ahora?: he comido un bocadillo vegetal, leí un rato en un banco del parque donde daba el sol; alguno se ha convertido en un virtuoso anotando esas cosas en su diario; de regreso a la oficina, vi a un obrero que amartillaba una hormigonera para que se desprendieran los residuos del mortero, ¿cómo se amartillaría uno la cabeza?
bebo un repugnante café de máquina, me rasco una oreja
el que está a mi lado está peor que yo, o lo aparenta, descubro que es otra víctima, quizá soy un ingenuo, soy un ingenuo sin la menor duda; el que está a mi lado barbotea frases inconexas, al principio me giraba, creyendo que me dirigía la palabra
veo la puerta, ¿qué es un laberinto?, cualquier cosa, cualquier cosa construida a contramano del sentido común; y sin embargo ¿no es a veces el sentido común el más tonto de los laberintos?, veo la puerta, diez metros, ocho, ¿qué invisibles minotaros me acechan?
una vez vi una margarita crecer entre las baldosas de mi terraza, y no era un sueño
robert walser murió en un manicomio, en sus últimos años se dedicó a escribir con una letra cada vez más pequeña, hasta hacerla ilegible, dicen que fue una señal de protesta porque no era leído, la paradoja, siempre la paradoja, es que tras su muerte se hizo un esfuerzo tremendo para interpretar aquel testamento bufo
el que está a mí lado canta estribillos en inglés, a veces en francés, de vez en cuando recita un artículo de un código quizá inventado: como dice el artículo ene del tratado de vuelo internacional, bla, bla…
ahora bebo un poco de agua fresca
divagar, me queda esa baza
una vez fui testigo de un crimen, una pandilla de golfetes acorralaron a un gato bajo un coche y lo mataron a palos, ¿lo recordarán como lo recuerdo yo ahora?, ¿volverá esa escena a ellos desde los páramos de su infancia como vuelve a mí?, ¿tendrán remordimientos como los tengo yo por no haber actuado?, la maldad colectiva es un enigma que me produce vértigo, y sin embargo no siempre hemos tenido las manos limpias
yo odiaba al que está a mi lado, sin haber tenido trato con él, lo odiaba sin conocerlo, lo odiaba porque los demás lo odiaban, hubiera cogido mi palo, hubiera proferido mi grito tribal, uno más de la banda, y hubiera matado a aquel gatito indefenso
no puedo desprenderme de una sensación: el filo de una daga recorriendo mi espalda
conspiración de alimañas
bebo agua fresca, o el agua me bebe a mí
acomodo mis gafas empujando el puente con la yema del índice, me parece un gesto patético
una risa de hiena, un bisbiseo de coyotes
me pregunto: ¿por qué fernando savater, conservador, habrá hecho un ensayo sobre cioran?
me contesto: por maldad, supongo
y apostillo: por lo mismo que la santa iglesia vierte sus heces crapulosas sobre el rostro de jesús
¿qué sabré yo de esas cosas?
es cosa de divagar, me queda esa baza
el que está al lado lleva un rato callado, ahora carraspea
¿qué haría yo ahora?, ¿qué es lo que más me gustaría hacer?
si no doliera, si no matara, oh, adorable vitalidad, si fuera redimible, si hubiera la posibilidad de impostarlo, como un juego, como un episodio rebobinable, lo que me apetecería en este momento es dirigirme al centro de esta miserable oficina, de esta patética cesta de ofidios, y entonces rociarme de gasolina, prender un mixto
y arder, arder, arder, arder, arder, arder


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