La luna y la tierra
A duras penas llegué al fin cerca del Aorai, la cima de la isla, la montaña temida. Era al atardecer, la luna se alzaba y, mirándola, me acordé del diálogo sagrado, precisamente en aquel lugar que la leyenda le asigna como teatro:
Hina decía a Tefau:
- Haz revivir a hombre cuando muera.
El dios de la Tierra contestó a la diosa de la Luna:
- No, no lo haré revivir. El hombre morirá, la vegetación morirá, así como todo aquello que alimenta, la Tierra morirá, la Tierra acabará, para no renacer nunca más.
Hina respondió:
- Haz lo que quieras. Yo haré revivir la Luna.
Y lo que poseía Hina continuó siendo, lo que poseía Tefau pereció y el hombre tuvo de morir.
Paul Gauguin. Noa Noa
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