La mosca
Es sabido que las moscas tienen accesos de ira contra los espejos. Y puede parecer en principio una cuestión de violencia gratuita o de enajenación mórbida del superyo narcisista. Este tipo de hipótesis, en principio nada desdeñables, aparecen al albur de una observación externa del fenómeno. Sin embargo, ¿qué ocurre si abordamos el problema desde otra perspectiva? Pongámonos por un instante en el papel de la arrebatada mosca. Observemos a través de sus ojos. Decenas de imágenes, cientos de imágenes de nosotros mismos proyectándose contra la superficie del espejo. Es decir, de alguna manera, cientos de nosotros mismos proyectándose contra sí mismos una y otra vez y una y otra vez y una y otra vez. Llegado este punto cabe aventurar que hay en la mosca, así como en el resto de los seres vivos, un conocimiento natural del cálculo de probabilidades. Y si bien la tasa de aciertos debe mantenerse cercana al cero absoluto, es probable que algún testigo -desgraciadamente no ha dejado constancia del fenómeno- haya observado con estupor como una mosca atraviesa inmune e íntegra la superficie irreal de un espejo. Aunque en la mayor parte de los casos haya ocurrido el fenómeno inverso, consistente en que es una de las imágenes de la mosca la que logra traspasar la faceta reflectante, cayendo al instante fulminada, pues es un principio universal el hecho de que ningún ser puede vivir sin su propia imagen.
5 Comments:
buscaba más palabras acerca de Duras, de Lispector de la pasión femenina que no le es exclusiva, de cierta ligereza, brisa marina...
y te encontré...a ti y a tus burbujas...
quiero contarte, tomar materiales para un cuento o cuando fuimos inmortales, leerlos hasta que me traspasen y después contarlos, dime: que le diré a la gente cuando lo cuente, que son improvisaciones de un hombre sin fortuna
sí, diles eso, vete a saber a quién, sobre todo recalca lo del hombre sin fortuna, que es un bello eufemismo
y gracias por pasar, mar
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interesante texto,
pues es un principio universal el hecho de que ningún ser puede vivir sin su propia imagen
sin embargo, cada vez que me miro al espejo me sorprendo de tener un rostro propio e intransferible. cosa curiosa.
gracias por pasar, Lucullus
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