el pacto
el hombre es el hombre para el lobo,
pero también es el hombre para el hombre, y a veces un hombre es un lobo acorralado, aullando desde un teclado a una luna fosforescente y rectangular
divagar, sí, entiendo que es mucho más honesto que fabular, y menos chabacano que confabular, pero dentro de un rato me traicionaré, antes de que acabe el día
¿no es el divagar el acto más libre y por lo tanto más íntimo de la palabra?, una libertad parcial, porque la palabra siempre es un corsé, una vía estrecha en la que el caudal de espíritu se embotella; pero nos gusta tanto el verbo, con qué entrega nos sometemos a él
las lecciones de la vida: la vida nos grita a cada instante, o nos canta, pero somos tan lamentablemente sordos
en el autobús, reverbero en el cerebro primitivo de los tiempos de estampida, un depredador, una tormenta, un incendio, si soy más fuerte o más rápido que los demás no moriré, egoísmo natural
en el trabajo lo mismo, pero en juego sólo hay un lúgubre empleo; y ahora que estoy desplazado a un frío rincón en el que doy la espalda a todo el mundo, ese peso de la sobriedad forzada se me viene sobre las vértebras como una roca
hace días que el que está a mi lado no canta, ni masculla frases incoherentes, y eso me tiene preocupado: reconocía ese gesto como un último ademán de rebeldía
en el parque más lecciones
apareció una rata y una horda de niños la acosaron imprudentemente; entre varios adultos la mataron a patadas, fácil pues estaba enferma y ciega
uno le reventó la cabeza con un golpe de talón
¡y los niños aplaudían, y qué brillo en sus ojos al representarse unos a otros el gesto del golpe final¡
qué mierda nos enseñan en el colegio, qué mierda nos enseñan en ningún sitio, y quién tiene autoridad para enseñarnos nada
el que está a mi lado es un cincuentón salido de un melodrama de los setenta, uno se lo puede imaginar pateando una lata de coka-cola en la quinta avenida, al amanecer, mientras la nota lánguida de un saxo en sordina estremece Manhattan
triunfo sobre una rata, triunfo sobre un asiento de autobús, triunfo sobre un empleo deleznable, triunfo en una guerra ilegal e injusta,
¿qué diferencia hay?
todos somos iguales, algunos quizá vivimos en el ensueño de la ingenua bondad, pero nos traicionaremos antes o después por un puñado de monedas
no hablo de los motivos por los que voy al parque, porque sería hablar de lo sagrado, y eso es sacrilegio, no profanaré mi propia sangre
a veces, en mitad del estercolero, una rosa
esas dos chicas que van al parque, una de ellas es deficiente mental en un grado importante, apenas puede caminar
se acarician, se abrazan, no he visto ternura semejante, y puesto que no tienen ni un solo atributo en común, fantaseo con que ni siquiera son familiares
la chica deficiente recuesta su cabeza en el pecho de la otra, como si le escuchara los latidos
luego, el mismo gesto contra la tierra del parque, qué intensa metáfora
tanta felicidad en los dos rostros
nos pidieron una lista con necesidades, material, etc, para un próximo traslado de oficina, el que está a mi lado ha escrito en un correo electrónico la siguiente palabra: RESPETO
ahora tarareo Yellow Submarine, aunque no soporto a los Beatles
el que está a mi lado se gira
nos miramos,
no será precisa ninguna palabra,
ningún gesto más
pero al cabo de un rato el que está a mi lado romperá el silencio de estos días diciendo
-compañía, sobre el hombro, ar
y el pacto quedará sellado
4 Comments:
El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
(Aldous Huxley)
un beso...
muassssssssssss
si fuera el miedo, si fuera esa reacción tan atávica...
pero me he desencantado ya de la especie, es otra cosa más vil la que mueve este teatro de polichinelas
un beso, alma (jo, qué bien suena eso)
desencantado de la condición humana ¿quieres un remedio? Perdónate y perdónalos, amén, jeje, palabras de peregrina bendita...
La vida está ahí afuera,y también adentro, vívela con sus luces y sus sombras.No hay otra. Y merece la pena hacerlo, aunque, a veces, duela.
Peregrina
Excelente.
Algo he pensado sobre pactos tambièn.
Les invito a averiguarlo.
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