improvisaciones y aprovisionamientos

cuentos, garabatos improvisados; también pequeños destellos en forma de palabras que uno va encontrando por ahí­
One Figure, Juan Muñoz
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Nombre:
Lugar: Barcelona, Cataluña, Spain

2.2.05

El vendedor de globos

El vendedor de globos, monstruo venusino de cien ojos, se aproxima a la niña en la ciudad retrato, luces de estudio, calles de cartón piedra.
-Quiero éste, éste, éste… –dice ella desde su pequeño trono móvil. El papá trata de evadirse, flecha de hilo que dispara una anciana.
-El rinoceronte-caballo-señor-gordo, ¿sí?, ¿seguro que quieres éste, bonica? –dice el vendedor de globos, ingenuo y traidor, mientras llena el aire de pelos, pelos vencidos como interrogantes, interrogantes inflamados como sogas.
-¿Por qué lleva usted una axila de mono en la cara? –le dice el papá al venusino con la voz de sus pupilas. Y la voz de sus pupilas descompone el cristal de sus gafas (las del vendedor) en un millón de aullidos de gato, verdes, azules, casi siempre triangulares. En la ciudad retrato, cartelón de feria embrujada, danza absurda de tramoyas, el vendedor ofrece un racimo de ojos la niña, con simiesca malicia.
-¿El delfín-rodaballo-de-asimétricas-jorobas, cariño?
-Quiero éste, éste, éste… –dice la niña con rumor de dientes, con alborozo de sierras, con temblor de trituradoras.
-Éste, hija mía, será el tercer capricho que te concedo esta mañana –amonesta el padre a la niña.
-Quiero éste, éste, éste… -insiste ella. Y el vendedor de globos empuja al papá con la fuerza de sus gafas. Al papá se le llena la garganta de tintineos de monedas, y el bazo, y la vesícula, se le llenan los siete estómagos de tintineos de monedas. Y el vendedor asfixia al papá con sus gafas blindadas.
-Está bien –le dice el papá a la pequeña-, tuyo es.
Y entonces se aparta (el papá). Diez pasos, catorce pasos, veinte pasos en la ciudad maqueta. La pequeña necesita espacio para dilatar sus fauces, espacio para deglutir, espacio para digerir al vendedor de globos, en el teatro mínimo de la ciudad.
-¿Te ha gustado, hija?
-Fi, buy bico –dice la niña soltando una comparsa de pelos-interrogantes, eructo capilar, rocío de pelusa.
-Vámonos ya.
Y en los altavoces de la ciudad, barrunto de postales minimalistas sobre un tablón convexo, chilla una voz de terror. Mil láseres –lentitud exasperante de la luz- asaetan el espacio tridimensional de la ciudad circense.
-UUUUUUAAAAAU. Atención, atención venusianos, hay presencia de omnífagos interestelares. Acudan a los refugios. Cierren las compuertas de sus casas.
El hombre corre, arrastrando el carrito de la niña, por la calle de juguete. Sigue a una multitud aterrada. Un venusino de cabeza falconiforme ayuda al hombre a bajar el carro por las escalinatas de un refugio subatómico –lerda obstinación de la materia-.
-Ya estamos a salvo –le dice el samaritano al papá, empujándolo con el cristal de sus gafas.

2 Comments:

Blogger Maruja Iletrada said...

Mientras te leía, en las noticias salía un reportaje sobre una niña sirena de Perú; ¿seremos todos venusianos u omnífagos?

3:14 p. m.  
Blogger a man of no fortune said...

¿Una niña sirena?, va a ser que si, va a ser que sí.

1:39 p. m.  

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