El color del cielo
como estoy de secano, rescato un viejo cuento
-Oiga..., oiga... ¿Puede contestarme?, ¿me comprende? No, no trate de hablar: no puede. Está usted inconsciente. En verdad, está usted clínicamente muerto. Pero, no se preocupe, lo arreglaremos, lo arreglaremos, ya verá. Y ahora trate de comunicarse conmigo a través de sus pensamientos, como si dialogara consigo mismo.
-¿Qui... quién es usted?
-Soy..., somos de la Sanidad y el Orden, ya sabe, nos ocupamos de que todo vaya bien. Nos estamos comunicando con usted a través de un transmisor telepático. Es la única forma. El accidente, entre otras cosas le destrozó la mandíbula y la mayor parte de estructura facial; pero no se preocupe, lo arreglaremos: todo tiene solución.
-¿Van ustedes a curarme? ¿Volveré a ser como antes?
-Quedará usted como nuevo. Aunque llevará cierto tiempo. -Pero... -¿Qué ocurre? El dispositivo analítico-emocional nota unas perturbaciones en el neurocórtex, ¿no desea que le restablezcamos?, ¿no quiere volver a ser útil a la Corporación? No mienta, sabe que no puede embaucar al dispositivo analítico-emocional. ¡Estamos dentro de usted! ¡Somos su conciencia! Dígame ¿cómo ocurrió el accidente?
-Yo..., estoy agotado, no puedo pensar.
-Haga un esfuerzo, pronto descansará.
-La plataforma. Un error mecánico. Yo perforaba una veta... Uranio, era una veta de uranio, la radiación debió desorientar los controles electromagnéticos de la plataforma, que me embistió y me arrastró por el túnel.
-No diga idioteces. La radiación del uranio no puede atravesar el escudo cuántico. Queremos saber por qué trató de desviar la plataforma. Fue usted quien deliberadamente manipuló la consola. ¿Por qué lo hizo? ¿Cómo llegó a conseguir la información? El código cúfico-poliédrico es inaccesible para ningún obrero.
-Estoy cansado, quiero dormir.
-Si nos contesta, le dejaremos descansar, se lo aseguramos. Si no..., tenemos todo el tiempo del mundo. Todo el tiempo para saber la verdad. La Cooperación no tiene prisa.
-El cielo, el cielo...
-¿Qué?
-Quería ver el cielo. Sé que es de color azul, pero ¿cómo es el color azul? Yo solo quería verlo una vez, sólo una. Para luego poder soñar con él.
-Está usted delirando. La Superficie no existe: es un mito, una fantasía neurótica. Estas supercherías no son buenas para los miembros de la Corporación. Erradicaremos ese mal. Lo borraremos de su mente, se sentirá mucho mejor. No se preocupe. Lo arreglaremos, ya verá. Díganos ¿cómo averiguó el código?
-Déjenme morir, por favor.
-¿Qué quiere, jugar? Tenemos medios..., su mujer y sus hijas, no querrá que les ocurra nada ¿verdad?
-Me fijé en los ingenieros, ellos me lo mostraron sin querer.
-Pero esto solo puede... Hum, el diagnóstico holístico-intelectual le da a usted un coeficiente 175. Alguien se equivocó, usted no debería haber sido un obrero. No se preocupe. Lo arreglaremos, lo arreglaremos, ya verá. Todo estará en el sitio que debe estar.
-Quiero morir. ¡Déjenme morir, malditos hijos de perra!
-La Corporación no puede permitir eso, la muerte está en contra de sus principios. Ahora relájese, descanse. Cuando despierte todo volverá a ser como antes. Le libraremos del dolor, de la angustia. Cuando despierte usted será un feliz obrero más de la Corporación. Felices sueños.
7 Comments:
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Gracias por seguir publicando la palabra.
ah, gracias, gracias
Me parece un buen diálogo, chiquillo: el hilo se sigue perfectamente sin necesidad de aclaración.
Claro que, a mi me da que la historieta habría tenido más gancho si en lugar de volar la consola, el obrero en cuestión se hubiese cargado el escudo cuántico interestelar gracias a los códigos beta 9 que se almacenan en la cámara de generadores sistémicos con el fin de, acto seguido, ionizar los escudos de la estación flotante… Amos, digo yo!
Me has dejado flipada…
Por cierto, yo sí sé cual es el color del cielo. Nosotros lo vemos azul o gris o negro, según la luz y el clima. Los astrónomos decían que era morado, ahora dicen que es verde. Y los toros, digo yo, seguro que lo ven rojo… Total, que para no complicarse, han metido todos los colores en la misma témpera y ahora, cuando vas a la tienda y dices “po favó, algo pa’ pintá el sielo mi cuadro”, te sacan un bote que parece un baso de chupito y reza “cerúleo”. ¡Si ya me decía mi madre que yo era muy lista! Jiji
Muchos besos, pero muchos.
¡hola! no sé que ocurre que no salen los comentarios
¿Acaso me has vetado la entrada? :(
los comentarios a veces tardan en salir
con lo de los diferentes colores del cielo me has matado, bien hecho
jajajaja...
Por un momento pensé que era una cita mal traducida de Ubik de P K Dick . . .
Hay que leer un poco más, cuentista
Me ha gustado este cuento futurista, en el 2503, a las 8 A.M. marcaremos entrada en la corporación y empezaremos a trabajar como obreros, aun con coeficiente intelectual superior (pobre de mí, que lo tengo). Hay que ir pensando en organizar un sindicato, por lo menos.
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